Sin dejar de pensar en la experiencia tan desgarradora que sufren aquellos que no pueden acompañar a sus allegados enfermos debido al aislamiento…
Esta situación de confinamiento es una lupa que nos está forzando a ver y a asumir la responsabilidad que tenemos cada uno con nuestra salud. La obligación física es “quédate en casa”. La consigna psicológica es “quédate contigo”.
En consulta es muy común escuchar la misma queja que -en términos generales- viene a decir que “debido a factores externos” tengo ansiedad. Por las exigencias del trabajo, por la salud de un familiar, por un divorcio, por el exceso de exigencias que a uno le imponen, por la difícil adolescencia de un hijo, por compaginar vida laboral y familiar, por un accidente, por una situación de paro, …y un largo etcétera de motivos que el paciente define como causa de su ansiedad.
En consulta escuchamos a personas cada una de ellas única y diferente del resto, con su personalidad, con su historia familiar, son sus particularidades.
Si combinamos estas dos variables (los escenarios contextuales y las diferencias interpersonales) tenemos multitud de vidas que son muy distintas, sin embargo, las circunstancias son las mismas. La circunstancia común, la vida. Sea el escenario que sea, hay quien lo sufre y hay quien no.
Durante estos días de pandemia escucho a diario vivencias muy diferentes ante un mismo estado de alerta. Uno cree firmemente que ha de sacar a los niños 10 minutos al portal. Otro defiende sin duda que ha de quedarse en casa. ¿Alguno tiene más razón que otro? A nivel psicológico NO.
Suelo concluir que la comparación con los demás es síntoma de inmadurez. Si no me comparo, el reverso de esta moneda es el hecho de pensar que solo a uno le suceden los problemas, otro síntoma de inmadurez. Ni la envidia ni el egocentrismo son síntomas de salud.
Lo que sí es real es que cada uno sufre lo que sufre, hace lo que puede, es legítimo y lo tenemos que respetar y desde ahí, ayudar.
En este periodo de confinamiento estamos forzados a centrarnos en uno mismo. Estamos llenos de propuestas de cómo entretenernos, de cómo cuidarnos y no abandonarnos, de cómo estar cerca de los demás, pero estando lejos, de cómo conectarnos con las nuevas tecnologías, pero desconectándonos para no acabar sobrepasados. Y muchas recomendaciones saludables todas ellas para lograr llevar esto de la mejor manera posible. Todas ellas dirigidas a cada lector u oyente. Dirigidas a uno mismo. Por lo tanto, ¿hemos de manejar esto individualmente? Diría que sí.
Este estado de alerta impone “si cada uno se queda en casa esto irá remitiendo”. Cada uno…Es por lo tanto una responsabilidad individual, un trabajo individual, un tratamiento individual.
En algunas terapias de grupo utilizo la palabra “truquitos” para entender el uso que podemos hacer con aquello que encontramos fuera de uno mismo: salir de casa como tiempo fuera para aliviar tensión. Ir al gimnasio como manera de desfogarnos. Quedar con amigos para evitar sentirme solo. Truquitos como “ayudas” que encontramos en el contexto.
Pongo algunos ejemplos de aquellos que ahora no tenemos a nuestro alcance: no podemos distraernos con salidas con amigos y evitar así un conflicto de pareja. No podemos ir a hacer deporte y desfogar la frustración del trabajo. No podemos trabajar y obtener del trabajo el grado de realización personal que nos solía proporcionar. Muchas personas acostumbradas a trabajar de 8 a 20hrs ahora en sus casas se sienten con mucha angustia, baja autoestima, torpes, tensas. Muchas personas no tienen la vía de escape que es ir a callejear, con lo cual se desata por ejemplo un comer compulsivo. Los fines de semana no podemos cambiar de aires, con lo cual, se puede despertar en algunos casos cierto malestar porque no sabemos estar en casa sin ocio ni sociedad.
Ahora no tenemos ese contexto de ayuda, ahora hemos de gestionar nuestro estado emocional con lo que tenemos cada uno en nuestro interior.
El estado de alerta nos fuerza a darnos cuenta de que hemos de saber cada adulto en su individualidad llevar a cabo ese “cuidado personal”. No podemos culpar al contexto ni justificarnos en él, pues es el que es. La culpa por cierto es otro síntoma de inmadurez.
Tenemos que ir adquiriendo la capacidad para ir adaptándonos a las circunstancias con medida y equilibrio, para asumir individualmente las riendas de nuestra salud y con ello lograremos templanza y/calma en EL AHORA. Digo en el AHORA porque no nos sirve la planificación pues no sabemos qué va a suceder mañana ni el 13 de abril. Digo ahora porque el estado de salud mental se encuentra en el presente. La suma de esos “presentes” dibujarán la vida de cada uno y su equilibrio.
Podemos pedir templanza ante la soledad a aquellos que viven solos, templanza ante los niños a aquellos que han de trabajar a la vez que ejercer de profesores de sus hijos. Templanza o calma ante la falta de espacio. Calma ante la dificultad con las nuevas tecnologías. Calma ante la falta de intimidad, templanza con……Calma ante…
Creo que no es calma y templanza ANTE las circunstancias sino EN UNO MISMO. Si cada persona logra regular su nivel de calma y templanza desarrollaremos una habilidad que nos impedirá culpar al contexto que a veces nos sirve de justificación, lidiaremos mejor las adversidades haciéndonos dueños, manejaremos mejor la vida llevando cada uno su timón. Haciéndonos responsables de nuestra salud.
Las psicoterapias favorecen este trabajo introspectivo de ir elaborando…esa historia familiar que me agobió cuando era niño, ese duelo que aun me duele aun habiendo sucedido en el pasado. Esas rumiaciones sobre el futuro o el pasado que me llevan a la angustia sacándome del presente.
Aceptemos cada uno su escenario, recordando que la comparación es inmadura y que el presente es mi aliado. Como regular yo mi ánimo, mi proactividad, en el presente.
El Covid-19 es un contexto único para todos: la pauta es “yo me quedo en casa”, yo me responsabilizo. Yo asumo e intento dirigir mi equilibrio. Si encuentro culpas y justificaciones será bueno que me adentre en la introspección: un esfuerzo y trabajo personal que esta pandemia me está indicando que lleve a cabo. Esta pandemia como altavoz de la necesidad social de una responsabilidad individual con nuestra salud sin escondernos en justificaciones del contexto. Esta pandemia como altavoz de los beneficios del desarrollo de los valores de cada persona, de los valores humanos.
Creo que no es calma y templanza ANTE las circunstancias sino EN UNO MISMO.